Uno de los autores más destacados de la historia de la literatura española, conocido especialmente por su obra poética, aunque también escribió narrativa, teatro y diversos opúsculos filosóficos, políticos, morales, ascéticos, humanísticos e históricos.
Escritos de Francisco de Quevedo
Biografía de Francisco de Quevedo
Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos ( (1580-1645) ), poeta, novelista, filósofo, político español, representante de la literatura conceptismo en el siglo de oro, donde florecieron el arte y las letras españolas.
Quevedo nació en Madrid, el 14 de septiembre de 1580, hijo de Pedro Gómez de Quevedo, era el secretario de la hermana del rey Felipe II, y de María de Santibáñez, era dama de la reina. Nació cojo, con ambos pies deformes y una severa miopía; quizá por ello pasó una infancia solitaria y triste en la Villa y Corte, rodeado de nobles y potentados, ya que sus padres desempeñaban altos cargos en Palacio, soportando las pullas de otros niños y entregándose compulsivamente a la lectura.
Su padre falleció a los seis años de edad (1586) por lo que le nombraron por tutor a un pariente lejano, Agustín de Villanueva; en 1591, además, cuando contaba once años, falleció su hermano Pedro.
Estudió en el Colegio Imperial y entre 1596 y 1600 estudió lenguas clásicas, francés, italiano, filosofía, física, matemáticas y teología en la Universidad de Alcalá. Entre 1601 y 1605 estudia en la Universidad de Valladolid. Es un lugar común que durante la estancia de la Corte en Valladolid circularon los primeros poemas de Quevedo que imitaban o parodiaban los de Luis de Góngora bajo seudónimo (Miguel de Musa), por lo que se desencadenó el comienzo de una enemistad que no terminó hasta la muerte del cisne cordobés.
Durante su vida estudiantil, escribió en castellano algunos opúsculos burlescos, desvergonzados y de mal gusto, de los que luego renegaría pero que entonces le hicieron muy popular a través de copias manuscritas que terminaron por abrumar a su autor, quien se vio obligado a denunciarlas a la Inquisición no ya para impedir que se difundieran, sino para evitar también que se hicieran ricos a su costa los impresores que empezaron a llevarlas a letra impresa. El opúsculo más ingenioso y menos procaz es, sin duda, las Cartas del caballero de la Tenaza, donde se hallan muchos saludables consejos para guardar la mosca y gastar la prosa (h. 1606), en que un hidalgo tacaño ofrece todo tipo de excusas por escrito para no dar dinero o regalos a su amante.
En 1601 fallece su madre, María Santibáñez. Hacia 1604 intenta explorar nuevos caminos métricos creando un libro de silvas que no terminó, a imitación de las de Publio Papinio Estacio, combinando versos de siete y once sílabas libremente; en 1605 fallece su hermana María.
Quevedo regresa a la Corte a Madrid en 1606 y reside allí hasta 1611 entregado a las letras; escribe cuatro de sus Sueños, empezando por el «Sueño del Juicio final», que no llegarán a imprimirse sino en 1627, y diversas sátiras breves en prosa; obras de erudición bíblica como su comentario Lágrimas de Jeremías castellanas; una defensa de los estudios humanísticos en España, la España defendida y una obra política, el Discurso de las privanzas, así como lírica amorosa y satírica. En 1610, año en que el Duque de Osuna es nombrado virrey de Sicilia, el dominico Antolín Montojo deniega a Quevedo la autorización para imprimir el Sueño del Juicio final. En 1611 debe trasladarse a Toledo a causa del pleito que sostiene contra la Torre de Juan Abad, y allí conoce al padre Juan de Mariana.
En 1613 se trasladó a Italia, como consejero del duque de Osuna, y desempeñó importantes funciones al servicio de al política española en aquel país. Al morir el duque de Osuna, Francisco de Quevedo fue desterrado a Torre de Juan Abad (1620). Sin embargo, cuando ocupó el poder el conde-duque de Olivares, volvió a la corte.
El 12 de septiembre de 1616 viaja a Nápoles. Una vez en Italia, Osuna le encomienda dirigir y organizar la Hacienda del Virreinato. Durante su estancia napolitana desempeñó además otras misiones, algunas relacionadas con el espionaje a la República de Venecia. En recompensa por estos servicios, y por recomendación del duque de Osuna, virrey de Nápoles y Sicilia, Quevedo obtuvo en el hábito de Santiago en 1618.
En 1634 se casó, aunque el matrimonio duró poco. En 1639, a causa de unos escritos contra el duque que se le atribuyeron, fue encarcelado en San Marcos de León, donde permaneció cuatro años. En 1644 se le otorgó la libertad, y murió un año más tarde.