Alejandro Becerra
Siete…
Estaba en un rincón a punto de saltar al vacío,
esperando el resplandor que rompiera con mis vicios,
anhelando destruir el peso de mis cadenas,
añorando una siesta eterna, encerrado en cuarentena.
Pero la luna misteriosa otro plan trazaba.
Analizaba al otro lado, a alguien en otra cama,
con una belleza natural, marchita por las penas,
con un alma agotada y cansada de sus condenas.
Dijo la luna, sonriendo desde el cielo:
«Es hora de cruzar sus caminos en duelo.
Se ayudarán el uno al otro de día y de noche,
pintarán todo de azul y se amarán sin reproches”.
Y cada historia singular se convirtió en compañía.
Su amor por los gatos y mi olor a poesía;
sus ataques de arrebato y mis huidas repentinas,
un equipo de admirar, surgido de las ruinas.
Y sin más explicaciones, hay amor y fantasía,
hay sexo, calor, sonrisas y alegría,
whisky y cerveza, abrazos y tonterías;
hay promesa de amor para cada una de las siete vidas.
Leído 490 veces
Uuufffff muy profundo, llega a mas allá del alma.