Pablo Ledesma

Cambiaron paradigmas

Y llegó el tiempo, aquel en el que las cosas realmente eran diferentes y, como todo paradigma, se transformó en sus fundamentos, cambiando las costumbres culturizadas, haciendo de las cosas buenas unas no aceptadas. Vi a todos en los bancos, con sus rostros cubiertos de ojos hacia abajo, cuales bandidos que esperan su oportunidad de asalto y, ante aquel aparente comportamiento, pude observar a todos ahogados por sus propias palabras, por su propio aliento, ese mismo que falta cuando llegan fuerzas indominables que perturban la idoneidad del ser humano. Caí en cuenta de esto justo cuando tuve la oportunidad de salir, haciéndome de la libertad a la que se supone tengo derecho, todo porque era el día permitido, de haber sido un día antes o un día después, habría sido un ilegal en mi propio país.

Fue una fuerza invisible pero mortal, aquella que cambió el pensamiento y comportamiento de muchos, algunos otros siguieron su comportamiento sin parar, haciéndose ricos, de esos, pocos de la forma idónea, con sus trabajos, negocios y demás; los otros, lo cotidiano, lo de azar, con su corrupción profunda, con sus delitos sin parar, aunque esta vez, todos nos parecíamos con el bozal puesto, tapando la mitad de la cara que permite ocultar la risa que tiene aquel malhechor haciendo de las suyas con su mal. Por cómo lidian las cosas los humanos, se puede entender que estamos como hoja en oleaje, a mar abierto.

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