Retrato Francisco de Quevedo

Francisco de Quevedo

A la violenta e injusta prosperidad


Ya llena de sí solo la litera
Matón, que apenas anteayer hacía
(flaco y magro malsín) sombra, y cabía, 
sobrando sitio, en una ratonera.

Hoy, mal introducida con la esfera
su casa, al sol los pasos le desvía,
y es tropezón de estrellas; y algún día,
si fuera más capaz, pocilga fuera.

Cuando a todos pidió, le conocimos;
no nos conoce cuando a todos toma;
y hoy dejamos de ser lo que ayer dimos.

Sóbrale tanto cuanto falta a Roma;
y no nos puede ver, porque le vimos:
lo que fue esconde; lo que usurpa asoma.



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