Alejandro Becerra

Amor platónico

Estaba soñando con encontrar el amor verdadero,
también había soñado con ser de ella, el primero.
Había fantaseado mil noches con su sonrisa,
bajo la negra noche, caminé como un gato por su cornisa.

Logré estudiar cada uno de sus amores
y, como pude, indagué sobre el porqué de sus temores.
Hablé con su sombra y le planteé mis dudas,
analicé su nombre y caminé en sus dunas.

Esperé el instante exacto para el dichoso encuentro,
grabé en mí, desde cada ángulo, cada espacio de ese momento.
La tomé de la mano y, mirándole a sus ojos, se alteró mi pecho;
fue cuando pude confesarle aquel sentimiento que llevaba dentro.

Me miró estremecida, con sus ojos de gata,
mientras yo, de gritar su nombre, ya estaba afónico.
Me dijo: ¡Calma!, una mente apasionada no es sensata
y será menos doloroso, si sólo soy tu amor platónico.

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