Retrato Alejandro Becerra

Alejandro Becerra

Valiente


¿El poeta ha cambiado? ¡No! El poeta se ha enamorado.
¿Acaso inventó en sus versos una imagen para amar?
En realidad pensó que, para él, el amor era un agravio.
Un día, descansando, soñó que ella nacía de las olas del mar.

Bastó con abrir los ojos de aquel sueño de cuna
y verse en medio de la luz que irradiaba la creatura.
Aunque al inicio ella le ignoró de manera insulsa,
él la cautivó con versos recitados a su altura.

Una musa de alta jerarquía, mujer tal como ninguna,
forjada en el dolor y la ternura, protegida por el sol y la luna.
Una combinación perfecta entre orquídeas y tunas.
Bondad inigualable, de belleza infinita como las dunas.

¿Cómo no enamorarse, si encontrarla fue una fortuna?
¿Cómo no dedicarle cada verso y cada prosa de la escritura?
¿Acaso no merece arriesgarlo todo por tan bella criatura,
quien ha luchado por vivir, y ha llegado de forma oportuna?

Valiente es su nombre, mujer de hermosa contextura.
En sus manos está el poder de curar la amargura.
Real y leal es su ser, una hermosa taciturna.
¿Valiente? ¡Claro que lo es, valiente como ninguna!



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