Retrato Pablo Ledesma

Pablo César Ledesma Cepeda

Lágrimas de un Merlot


Tu estructura sedosa,
tu líquida y densa armonía,
tu forma tinta y fervorosa,
tú, con ese tono mágico de sinfonía.

Eres aquel que entona delicia en mi desgracia,
la maravillosa gota que da tono a mi soledad,
la misma esencia que ayuda a este cuerpo en austeridad,
sin alegría, sin exalto, sin emociones, sin elegancia.

De tu prisión te libero con condición.
No quiero sentir más nada, es tu obligación,
más de tu triste tarea hay una omisión
y es poder sentirte, oxigenado, vivo y en exaltación.

¡Vive, vive, vive…!
Vive en mi cuerpo, entona mi alma,
da escarmiento a mi ser, pero dame la calma
y recuerda ser fuerte como la madera que te dio cama,
para que cumplas la tarea que tu esencia tanto ama.

Sé fuerte, mi imponente Merlot,
porque uno de nosotros está obligado a serlo
y aquí yo soy el sensible, el endeble y sin vigor;
el que vive esta tristeza y este profundo dolor.

Sales de tu prisión y en mi copa respiras,
aflorando el aroma de mi oscura habitación,
mientras con mi profundo dolor, tú te inspiras
y junto a claro de luna haces gloriosa canción.

¡Por favor, no llores, mi robusto vino seco!
Pues en mi copa observo tu desdichado lamento;
es tu lágrima corta y lenta, la que corre hacia tu cuerpo,
la que evidencia tu sentimiento, como mis gemidos en un eco.

Entiende ya lo que te ruego…
¡No te atrevas a entender lo que yo siento!
¡No te atrevas a aceptar este sentimiento hueco!
y simplemente desliga de mí este profundo sufrimiento.

¡Salud, mi querido Merlot!
Por vuestras lágrimas y tu oxigenado fervor,
con ese cuerpo robusto y ese afrutado olor.
¡Legítimo y áulico serás por siempre, mi apreciado señor!



Leído 442 veces