Retrato Alejandro Becerra

Alejandro Becerra

Somnia


Te llevaba de la mano a un ritmo amoroso,
verte caminar era un éxtasis exquisito,
amanecer contigo era un suceso majestuoso
y escucharte hablar era un sonar infinito.

No estaba solo, tenía para mi toda tu alma;
no había frio, tus brazos siempre me abrigaban;
mi perverso deseo aterrizaba en tu falda
y el cansancio de mi mente, tus besos calmaban.

Tus ojos reflejaban una hermosa ternura,
tus piernas me invitaban a medirlas cada noche,
podía escalar desde tus pies hasta tu cintura
y sentía que de tu corazón jamás tendría reproche.

Yo trabajaba en aprenderte para siempre,
tenerte conmigo era mi meta más urgente.
Quería avanzar siempre contigo de frente,
escribiéndote un destino más bello y diferente.

Y soñé que cumplía aquel avaro deseo.
¡No quiero despertar!, le pedí a Morfeo.
Pero el destino era un demonio cruel:
desperté en mi mundo y tú no existías en él.



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