Retrato Melissa Rosero

Melissa Rosero Rodríguez

Derrumbe


¿Qué tan difícil puede ser despertar y sentarte al borde de la cama, mientras sientes como tu respiración fluye, tu conciencia se activa y el corazón te late pero al instante esa sensación de vida te es arrebatada por el hecho inequívoco del fracaso de tu vida? Tus hechos y decisiones van arrancando con su peso los leves pedazos de felicidad que intentan componer tu vida y así, cuando un día por fin decides voltear a ver la báscula de tus consecuencias, te inquietas por el lado al cual se inclina la balanza.

La cagaste, y lo que es peor, ¡Eras consciente de ello! Al hacer la retrospectiva para lograr entender el momento exacto en el que caíste en el surco de tus malas decisiones, encuentras que todas las señales te apuntaban hacia el lado contrario, los letreros saltaban frente a ti advirtiéndote de los posibles futuros (en su mayoría contraproducentes para ti) en los que te verías si seguías por ese turbio camino. ¡Pero, felizmente, los ignoraste! Te pasaste por la faja las advertencias de los tuyos y usaste sus consejos como aviones de papel para subirte en ellos y así acortar el viaje a la que hoy es la consecuencia de tus actos. Despreciaste la experiencia de los sabios y te creíste superior a ellos sólo porque tu optimismo ignorante y escueto te decía al oído «¡No le hagas caso a ellos! Ya vivieron su vida y tú necesitas equivocarte para aprender» dándote así la motivación para seguir con tu plan, todo por demostrar ser quien nunca serás a menos que comiences a escuchar a quién en verdad se preocupa por ti.

La vida tiene formas muy crueles y fuertes para demostrarte que te has equivocado, la más perversa de todas, creería yo, es que después de ese derrumbe mental donde viste caer todas las malas decisiones que tomaste sobre ti y perdías las ganas de vivir, cuando recuperas tu conexión con el mundo físico y giras para ver tu cama, te das cuenta que junto con tu esperanza de vida se fue aquel ser que estuvo ahí para ti por completo, esa persona que buscó tu bienestar en cada acción y efecto que en ti generaba ya no está. Quien una vez estuvo dispuesto a darlo todo por ti entendió que era mejor alejarse antes de que el peso de tus actos arrastrara su vida al abismo en el cual decidiste vivir. Estás a la merced de tus pensamientos, porque nadie más te acompañará en este camino por el cual decidiste caminar. Cuando has cometido tantos errores, como yo, tus malas decisiones te esperan en la mesa para tomar café cada mañana.

Entonces, ¿será difícil despertar así?



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