Francisco de Quevedo
A la brevedad de la vida
¡Cómo de entre mis manos te resbalas!
¡Oh cómo te deslizas, vida mía!
¡Qué mudos pasos tras la muerte fría
con pisar vanidad, soberbia y galas!
Ya cuelga de mi muro sus escalas,
y es su fuerza mayor mi cobardía:
Por vida nuevo tengo cada día,
que el tiempo cano nace entre las alas.
¡Oh mortal condición! ¡Oh dura suerte!
¡Que no puedo querer ver el mañana
sin temor de si quiero ver mi muerte!
Cualquier instante de esta vida humana
es un nuevo argumento que me advierte
cuán frágil es, cuán mísera y cuán vana.
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