Alejandro Becerra

Pablo Ledesma

Mi triste alegría

Bella rosa de primavera, divinas tus raíces ancestrales.
Abrazada por los siete mares, teñida por el sol naciente.
Hermosura futurista, con el temple de los medievales.
Amor puro y sagrado, me has atrapado de repente.

Pero las cosas descendieron por prolongadas espirales.
Cuando me tenías encantado, mostraste tu parte diferente.
Al principio pensé que eran simples bajones circunstanciales,
pero después entendí que tenías otras cosas en mente.

Sin embargo, tu encanto trasforma hieles en mieles.
Escucho atento tu voz, y te miro enamoradamente,
queriendo pintarte en lienzo, sin saber usar pinceles
y tus besos sabor a sal, hacerlos míos inmediatamente.

Es cuando empiezo a buscarte para mezclar nuestras pieles,
dejando nuestros cuerpos en un efecto envolvente.
En el acto mi ser se desgarra por tus espinas más crueles,
porque con frivolidad respondes, actuando superficialmente.

Pero aumenta mi deseo de ser lo que más anheles.
Besarte y tocarte hasta que saques tu pasión más latente,
amarrarte a mi pecho hasta que por fin te deshieles,
haciendo de tu amor el sentimiento más ferviente.

Y cuando se dé, haré que por mí te desveles,
consiguiendo que no puedas sacarme de tu mente.
Procederé cauto, logrando que de mí te enceles,
como el animal salvaje que eres, ¡maldito ser indolente!

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