Pablo César Ledesma Cepeda
Yace mi ser adolorido
Yace mi ser adolorido,
en un pantano oscuro y sombrío.
Mi alma en la nada, simplemente siente frío.
Sólo anhelo que sea la verdadera luz,
la que saque de aquí a mi corazón herido.
Sólo queda el sabor a desconfianza
Y la mirada roja de un amor perdido.
Estoy aquí sosteniendo la balanza,
mostrándote lo que de ti he recibido.
Desgastando poco a poco mi confianza,
destruiste la utópica experiencia de lo vivido.
Amarga, cruel, fría y mortal es tu lanza
y estocada tras estocada, tú me has destruido.
Por ahora no me queda más
Todo alrededor se ha caído.
¿Cómo pudiste ser tan capaz
de dejar todo tu amor en el olvido?
Un adiós,
una locura,
un saludo,
una tortura.
Aquí estoy con dolor, enamorado
de un corazón sin latido.
¿Por qué precisaste castrar letalmente lo nuestro?
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